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Conoce los principios de la autorresponsabilidad

Madurar se trata de un acto tan necesario y natural en la vida, que a simple vista pudiera parecer sencillo. Si bien para algunos en efecto lo es, lo cierto es que, para la gran mayoría, madurar puede llegar a convertirse en una tarea de nunca acabar.

En sí esto no es un error, cada quien vive su proceso de manera diferente y bajo circunstancias distintas. Cada cabeza es un mundo y así lo es cada vida, cada crianza y cada persona. Lo que representa el verdadero error, es no estar conscientes de que madurar es tan necesario como respirar si deseamos vivir una vida plena.

Madurar también es un acto muy doloroso y por ello la sociedad agoniza frente a él. Implica corregirse, callarse, aceptar, asumir, aprender, perdonar, reparar, no mentir, no juzgar, no culpar y mucho más. También significa sembrar valores, tener hijos, si puedes, y educarlos correctamente, pagar tus deudas, honrar a quienes te ayudan, ser el ejemplo que quieres y amar como deseas ser amado.

No sólo es cuestión de edad

Para nada significa llegar a la mayoría de edad solamente, en todo caso, es más bien alcanzar una evolución psicológica y espiritual. No todos los adultos actúan con madurez. La mayoría mantiene rasgos típicos de niños al no hacerse cargo de lo que les ocurre a los demás con sus actos. Tampoco asumen sus responsabilidades adecuadamente ni pueden comprometerse con otros.

Y es aquí cuando es menester hablar de los principios o leyes de la autorresponsabilidad. Cuando no enfrentamos la madurez, estos actos incoherentes se vuelven más serios y cada vez más afectan nuestras vidas.

Las personalidades infantiles suelen tener diversas manifestaciones que están marcadas por la gran dificultad para asumir las responsabilidades. Si no deseamos seguir viviendo bajo este autoesquema destructivo, debemos comenzar por trabajar y aplicar los principios de la autorresponsabilidad.

Principios de la Autorresponsabilidad

  1. En vez de criticar a otros, guarda silencio. Como reza el viejo dicho: “En boca cerrada no entran moscas”, si no tienes nada que aportar, calla.
  2. No reclames, ofrece sugerencias. No es lo que se dice sino cómo se dice. Analízalo y verás grandes diferencias.
  3. En lugar de culpar, busca soluciones. ¿Ganas algo señalando y culpando? La culpa trae lamentos, autocastigo y frustración. Ocúpate en trabajar para hallar soluciones reales y no te lamentes más.
  4. No justifiques tus errores, aprende. Cada error viene a decirnos en qué estamos fallando, procura ver el aprendizaje que debes obtener y desecha todo lo demás.
  5. Evita la victimización. Tu eliges ser un ganador o una víctima. Ya lo he dicho en otras oportunidades, TODO lo que sucede en tu vida es por ti. Dios no castiga, él nos hizo con libre albedrío. ¿Todavía no ves la diferencia? Sigue trabajando.
  6. No juzgues a los demás, en todo caso, juzga tus propias actitudes. Analízate, observa cada paso que das, cada decisión que tomas y compáralos con los resultados obtenidos. ¿No se parece en nada de lo que deseas? Entonces continua con tu búsqueda.

Claro que madurar es difícil y hacerse autorresponsable también, pero aplicando cada una de estas leyes, ya estarás saliendo de la zona dañina que has creado. Recuerda, eres el dueño de tu propia vida y solo tu tienes la capacidad de vivir plenamente, es tu responsabilidad, no la de otros.

REYNA REAL

Foto de Moose Photos en Pexels