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“Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo. A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda: “Amarás al prójimo como a ti mismo”. Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición”

Facundo Cabral

El sí, como declaración abre puertas. Parece una frase a simple vista de fácil comprensión, pero que en realidad encierra mucho más. Debemos comenzar por entender que “sí”, forma una parte muy importante de nuestro lenguaje.

Para muchos parece que el Sí tuviese menos fuerza que el No. Como si de alguna manera, si no decimos que no, se asume que estamos en el sí, y nada más errado que esto, cada uno tiene un poder y una función individuales y, por ende, deben ser usados de manera correcta.

Los seres humanos son seres lingüísticos de naturaleza y se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él, el lenguaje no solamente forja personalidad sino también al ser completo, su realidad, la manera en que ve y comprende al mundo y cómo lo internaliza.

Partiendo de este punto, se debe comprender el efecto que tiene en nuestra calidad de vida, el declarar Sí o No dependiendo del caso. Para nada se trata de andar por la vida diciendo sí a todo y tenerle miedo al no.

De hecho, el poder que encierra el No a la hora de tomar decisiones es impresionante. Hay que saber cuando es sano decir No, a qué decir No y, por el contrario, a qué situaciones tendrías que comenzar a decir un Sí rotundo.

Pero como por ahora nos compete reflexionar sobre el poder del Sí, es menester comprender todo lo que hay detrás de él. Al declarar Sí, su equivalente significa ACEPTO, y desde allí comienza el compromiso de tu palabra y tu ser frente a lo que dijiste sí.

Cuidado con la incoherencia

No hay nada más incoherente, dañino, negativo y tóxico que decir Sí y no actuar coherentemente con tal declaración. Pocas cosas afectan tan seriamente la identidad de alguien que actúe de esta manera. No solamente se está saboteando a sí mismo, sino que también, está creando una realidad nefasta de la que difícilmente podrá salir luego.

Cuando dices No en donde debes decir Sí, te cierras posibilidades. En su lugar, con la declaración rotunda del Sí, te abres, puertas, promesas y sueños que cumplir, ganas y compromiso.

De manera que, si tienes un negocio, proyecto, emprendimiento, idea y te dicen No, no es a ti quien se lo dicen sino a esa propuesta. En lugar de victimizarte y unirte tú mismo a la cadena de No, diciéndote también No, cambia la estrategia y ve esta puerta cerrada como un Sí.

Un Sí a nuevas posibilidades, a otras oportunidades de corregir errores o replantear tu propuesta, lo mismo sucede con el resto de aspectos importantes de tu vida. Debes aprender a diferenciar el Sí del No y a entender que, declarando Sí, se abre una nueva posibilidad.

Los obstáculos están a la orden del día

Los obstáculos siempre estarán ahí para medirnos, para hacernos crecer dolorosamente pero también para forjar nuestro ser y nuestra mente. Ante cualquier dificultad que puedas encontrar ahí en tu camino, ante cualquier no, solo necesitas de un sí.

Debes decirte “sí me lo merezco”, “sí, lo voy a lograr”, “sí puedo”, “sí voy a hacerlo, voy a lograrlo”, “Sí soy” y así sucesivamente. ¿Te has detenido a reflexionar que eres tú mismo quien se sabotea, debilita y cierra tus propias puertas viviendo desde la negación rotunda, obsesa, irracional y excesiva?

Comienza a decirte Sí, al levantarte, al pensar en tus objetivos y cuanto estés trabajando en ellos. ¿A cuántas cosas le has dicho sí hoy?

Quiero que tomes un papel y lápiz y comiences a escribir todo aquello a lo que necesitas decir Sí.

Deseo de todo corazón contribuir a tu progreso con mis reflexiones.

REYNA REAL

Foto de Matheus Bertelli en Pexels